SUZUME Y LA IMPORTANCIA DE LA MEMORIA: Un drama histórico disfrazado de comedia romántica entre una adolescente y una silla

Con una carrera de más de 25 años, Makoto Shinkai se encuentra en la cúspide de su trayectoria como director. El quinto largometraje de su filmografía, Kimi no Na wa (Tu nombre, 2016), fue el filme de animación japonesa de mayor taquilla a nivel mundial de la historia, y el sexto largometraje, Tenki no Ko (El tiempo contigo, 2019) tuvo un desempeño similar. Continuando esta racha de películas aclamadas tanto por el público como por la crítica de todo el mundo, el director y escritor nipón nos trae Suzume no Tojimari (2022), de reciente estreno en Uruguay, un filme con una lógica similar a sus obras previas, centradas en romances adolescentes y situadas en universos con elementos mágicos que, en este caso, habla sobre la memoria colectiva, el olvido y evoca un acontecimiento de suma importancia en la historia contemporánea del país.

El viernes 11 de marzo de 2011 Japón sufrió su terremoto más potente hasta la fecha (y el cuarto más potente en todo el mundo), alcanzando una magnitud de 9,1 en la escala Richter. El terremoto provocó un tsunami que afectó la costa noreste de Japón, causando daños estructurales y matando a casi 20.000 personas. Además, provocó la explosión de varios reactores nucleares en la planta de energía de Fukushima Daiichi, lo que resultó en la liberación de sustancias radioactivas y la posterior crisis nuclear. Este suceso, que ocurrió hace apenas 15 años, tuvo un impacto muy significativo en Japón donde la reconstrucción sigue siendo un desafío para la actualidad del país.

La película comienza con una escena desoladora donde una niña camina entre ruinas buscando a su madre, mientras en el cielo vemos una atmósfera saturada y llena de colores irreales, que no parece de este mundo; la niña es Suzume, nuestra protagonista, cuya infancia quedó marcada por la desaparición de su madre, que luego se nos revela ocurrió ese 11 de marzo. En esta escena Shinkai juega con el contraste generado entre ese cielo onírico y los elementos oscuros del entorno, mientras nos muestra planos muy amplios y vacíos en los que, además de la niña, lo único que se mueve es un viento leve. Iniciar con esta secuencia funciona para hacer notar parte del tono de la película, que no se limita a la aventura infantil sugerida en los trailers.

Fotograma de la película Suzume (2022)

Suzume es una estudiante pueblerina de 17 años -marcada por ese evento traumático de su pasado- que un día, de camino a clase, se cruza con un joven que le resulta atractivo y que le pregunta por unas ruinas cercanas. Por lo misterioso de la situación, la adolescente decide dar la vuelta y seguir el mismo camino que él. Souta, el joven misterioso, es un guardián cuyo deber es cuidar el equilibrio entre el mundo real y el más allá; equilibrio que rompe nuestra protagonista al liberar accidentalmente al «puntal», un gato que habla llamado “Daijin” y al que Suzume des-petrificó. A partir de esto, Suzume y Souta (al cual Daijin transformó en, sí, una silla) se verán envueltos en una aventura por la costa este de Japón, no casualmente dirigiéndose al norte, persiguiendo al gato y cerrando puertas para evitar que unos gusanos gigantes desaten el caos en toda la región.

Esta trama que roza lo camp por sus elementos exagerados y poco serios que se introducen con naturalidad, nos da pie a mucha acción y más que nada a comedia. La película transmite una vibra muy familiar, llena de aventura y humor. Se genera una ligereza que choca con los momentos tensos y fuertes, logrando un mayor impacto. Además, se hace bastante presente una clásica estructura de comedia romántica entre ambos protagonistas: se conocen de una forma en cierta medida cliché y el desarrollo de su vínculo se va dando por medio de pequeños roces mutuos; aunque para el tercer acto dejen de lado esta sub-trama, quedando abierto el desenlace de la relación.

El estilo del director destaca por la importancia que suele darle a sus entornos. Compositivamente en la mayoría de planos la atención se dirige más hacia el fondo que hacia los personajes, logrando que el mundo del filme funcione como un personaje más. El entorno tiene su propia vida y en ocasiones su propia «no-vida», la cual se deja ver con la paleta de colores (en ocasiones más amplia y saturada, y en ocasiones limitada a un rango más corto de colores que tienden a colores fríos como el azul o el violeta) y el dinamismo de la cámara (en ocasiones llena de movimientos rápidos e intensos, y en otros pasajes casi estática). Hay un claro contraste entre los momentos en los que vemos un mundo vivo, con movimiento, lleno de personas que olvidaron, y los que vemos las ruinas dejadas por lo sucedido en el pasado, que quedaron apartadas de las personas y que nadie llega a percibir. A partir de estas decisiones Shinkai evoca el insuceso del 2011 desplazándolo del lugar de tabú que adquirió en la actualidad dentro de la sociedad japonesa.

Parte de la fama que tuvo Tu nombre en su lanzamiento fue gracias a la forma en la que representaba sus fondos, mostrando un Japón verosímil con ilustraciones realistas por el que los personajes animados viajaban. En Suzume ocurre igual y adquiere incluso más significado. Si bien el diseño de sus personajes es bastante caricaturesco (que entona con su historia fantástica), los entornos realistas nos hacen ser conscientes de que los temas tratados no se alejan de la realidad por muy fantasioso que parezca lo que vemos. Un recurso narrativo interesante es el de explicar sucesos que ocurren en la vida real de forma ficticia. Por ejemplo, en el filme los sismos (habituales en Japón) son causados por los gusanos gigantes que salen de las puertas y que solo los guardianes (y próximamente la protagonista) pueden ver. Se juega mucho con transitar esa línea donde realidad y ficción se superponen.

El tiempo contigo, el anterior largometraje del autor, abordaba diferentes problemáticas como la pobreza y prostitución infantil en una aparente crítica que se quedaba por el camino y parecía limitarse a darle profundidad a los personajes adolescentes en el marco de la comedia romántica. En Suzume no Tojimari ocurre lo contrario: la rom com termina quedando totalmente de lado para profundizar en los temas sensibles. Primero se lo presenta de una manera sutil y de forma creciente se va desarrollando hasta que se habla de ello explícitamente: es que para los personajes del filme el tema también es algo tabú que cuesta afrontar. No es mostrado como un tema paralelo a la trama, sino que está dentro de esta. En cambio, en El tiempo contigo la historia narrada y las problemáticas sociales presentadas están serparadas, teniendo mínimas relaciones entre sí. El humor usado para suavizar los momentos emotivos está presente en ambas, pero si en El tiempo contigo incluso podría parecer una burla, en Suzume el humor está alejado del tema fundamental.

Suzume es una obra que sigue la línea de las anteriores producciones de Makoto Shinkai, pero que a su vez se destaca por abordar una temática importante y tabú en la sociedad japonesa. A través de una trama que combina elementos de fantasía, comedia y acción, el director logra crear una película efectiva, que a su vez aporta una reflexión sobre la necesidad de avanzar sin olvidar el pasado. En definitiva: Suzume es una obra que combina entretenimiento y reflexión, lo que la convierte en una película valiosa e interesante tanto para público infantil y juvenil, como adulto.

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