SHIRKERS / THE OTHER SIDE OF THE WIND / FYRE / BIG MOUTH / SEX EDUCATION / SALAD FINGERS / GET ME ROGER STONE

Recomendaciones para ver en casa

Shirkers (2018)

Un fanzine punki hecho cine. Un diario íntimo construido por recortes de fotos de Jarmusch, Lynch y los Coen desenterrado de una cápsula de tiempo de fines de los 80s. Una serie de señales hechas desde el dormitorio de una chica hacía el mundo exterior, un código morse que nos alimenta las ganas de ver y hacer películas. Todo eso es Shirkers, el documental de Sandi Tan sobre la película perdida que ella escribió cuando tenía 18 años en Singapur. Una carta de amor al cine que uno ama en la adolescencia, o a la adolescencia cinéfila en sí misma, desde la Nouvelle Vague hasta Ghost World, Shirkers también es una película de misterio, y una interrogante constante: ¿qué hubiera pasado si esta película hubiese salido en su momento, a principios de los 90s? ¿Se consideraría el film seminal que pudo haber sido, o por el contrario, sería visto ahora como un artefacto de la época, irremediablemente vetusto y pasado de moda?. Tan no responde esos interrogantes, sino que abre nuestra percepción a la historia secreta del cine, la historia del descarte y el pudo ser. (FL)

Disponible en: Netflix

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The Other Side of the Wind (2018)

Netflix hizo algo que hace años se venía pidiendo: apostó a completar la postproducción de la última obra de Orson Welles, The Other Side of the Wind. ¿Por qué merece reconocimiento? Primero porque estamos hablando de Orson Welles, uno de los directores más importantes en la historia del cine. Me refiero al director de Citizen Kane (1941), del último film noir Touch of Evil (1958), y de muchas grandes y variadas obras. Segundo porque durante muchos años se consideró que jamás se podría ver esta película, un largometraje que narra la historia de un director que busca hacer su última película. Básicamente: un film autorreferencial de principio a fin. Es una película brillante realizada por uno de los mayores genios del cine. Una obra que combina distintos tipos de resoluciones, lentes y cámaras, en un conglomerado que, a cinéfilos como nosotros, seguro enamora. (HC)

Disponible en: Netflix

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Fyre (2019)

La oferta documental de Netflix se amplió a comienzos de este año con el estreno de Fyre, la película que cuenta los sucesos alrededor de un gran festival de música que terminó siendo un fraude y nunca sucedió. El evento apuntaba a millonarios con aires de excentricismo que quisieran pasar unos días de fiesta en la isla de Pablo Escobar, viendo artistas como Blink 182, Major Lazer, rodeados de supermodelos, en casas de lujo y llenándose de prestigio en ese micro mundo de gente acaudalada. El protagonista detrás de toda esta idiotez es el no menos idiota Billy McFarland, quien organizó el evento y vendió a un costo muy alto cosas que no existían o que eran inviables. McFarland lejos de ser un bobo que estafa a los ricos, es un jove emprendedor y millonario, que puede “vender cualquier cosa” pero que tiene el criterio atrofiado. Alguien habilidoso pero muy, muy estúpido. Un rubio de la calaña Trump, salvando todas las distancias. Dirigido por Chris Smith, el director detrás de un gran documental de Netflix como es Jim and Andy (2018), acá se luce mucho menos. Lo que hace popular a Fyre, es haber entendido que en el público siempre despierta el morbo ver cómo a los millonarios se les pinchan las burbujas y como los “héroes” caen. Y sí, es gracioso. Porque nada de lo que pasa en Fyre es realmente importante. (AF)

Disponible en: Netflix

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Big Mouth (2017-) + Sex Education (2018)

Por suerte estos últimos años nos dieron Big Mouth y Sex Education, dos series (la primera animada, la segunda de acción real) que miran al sexo en la adolescencia de frente. De la primera cabe destacar su sentido del humor e irreverencia, con caracterizaciones hilarantes y un tremendo timing para el gag. De la segunda, obvio, la despegadísima actuación de Emma Mackey y la puesta en escena respetuosa, precisa, que recuerda al encare calmo y frontal que ofrecía John Hughes en sus comedias adolescentes de los ’80. En ambas, el increíble mérito de dar protagonismo a (quienes solían ser) marginales, abordando los conflictos adolescentes en toda su diversidad y dramatizándolos en toda su desagradable verdad. Ambas son, por supuesto, feministas: tomando en serio a la mujer y desmitificando la idea hegemónica del varón. ¡Qué atrás deja a las comedias adolescentes melodramáticas, centradas en la heterosexulidad y con ribetes machistas! Estas dos, por suerte, son la evidencia de que hay un camino hecho y que no vamos a volver atrás. (JAB)

Disponibles en: Netflix

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Salad Fingers (2005-)

David Firth sacó un nuevo episodio de su famosa y perturbadora serie Salad Fingers. Cuenta con una animación más fina en comparación con los inicios de la serie, pero el mundo y sus personajes siguen siendo igual de terribles y desoladores. Esta vez Salad Fingers se enfrenta a unos familiares siniestros, y debe emprender un viaje para “salvar” a un amigo/hijo/marioneta: Hubert Cumberdale. En fin, no hay necesidad de ver los otros episodios para entender nada. Sólo veanlo y traumense de por vida. Hay un par de entrevistas interesantes (esta y esta) a Firth por si quieren hurgar un poco en la mente del tipo al que se le ocurrió todo esto. (AP)  

Disponible en: YouTube

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Get Me Roger Stone (2017)

¿Curiosidad por cómo se instauró el tipo de retórica que hoy personifican Donald Trump y Jair Bolsonaro? El documental de Daniel DiMauro, Dylan Bank y Morgan Pehme traza la historia de uno de sus arquitectos contemporáneos, el señor Roger Stone Jr., un personaje tan peculiar como maquiavélico. Colaborador, luego amigo y fanático eterno de Richard Nixon, Stone ascendió a su punto de máxima fama y poder en los ochentas cuando fue consultor político de la campaña de Ronald Reagan e instauró junto a otros la firma lobista Black, Manafort, Stone & Kelly, la cual ofrecía favoritismo y acceso a la Casa Blanca a cualquiera que estuviera dispuesto a pagarlo, incluyendo a dictadores genocidas de África y América Latina. Fue por esa época que Stone ya le veía el potencial a Donald Trump y le pedía que se postule, no por algún atisbo de competencia sino por el magnetismo que el empresario neoyorkino parecía tener en el pueblo norteamericano. Caído en desgracia luego de no poder frenar la reelección de Clinton en el ’96, año en el que se lo ridiculiza por publicar avisos con su esposa en una revista de swingers, Roger Stone vuelve a aparecer en los últimos años junto a Steve Bannon (que trabajó como consultor de Bolsonaro) para diseñar el tipo de campaña que llevaría a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, con trucos y frases de siempre, como el slogan nacionalista MAGA, «Make America Great Again» (“Hacer América [Estados Unidos] grande otra vez») y apelar a los rencores de los trabajadores industriales y rurales de clase media-baja afectados por los cambios en su rubro. Para este aficionado al fisicoculturismo con un tatuaje de Nixon en la espalda que hoy por hoy, por sus actividades y posibles conexiones, enfrenta juicios y un futuro encarcelamiento, el juego sucio de hacer todo lo posible para vencer sobre el rival electoral incluye invitar capitales sin importar su origen, burlarse de la etiqueta social y la empatía, usar el insulto, la inseguridad y la xenofobia, aludir a la idea de un gran pasado y propagar la desinformación. Subestimar el efecto que tienen estas tácticas en la población es desconocer la realidad en que vivimos y cómo funciona la política, que uno de los varios aforismos de Stone define como «entretenimiento para gente fea«. (FC)

Disponible en: Netflix

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