ELISEO ALTUNAGA: «América fue imaginada antes de ser vista»

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Eliseo Altunaga (foto: Nicolás Ordoñez)

Eliseo Altunaga no es solamente uno de los guionistas y consultantes más exitosos de este continente, es también un gran pensador de nuestro tiempo y un hombre cuya vida y obra están regidas por fabulosas combinatorias cósmicas en las que ha aprendido a navegar.

Hacerle preguntas a Eliseo es un pretexto para adentrarnos en el universo de sus obsesiones, posee un espíritu tan libre, tan ajeno a los convencionalismos que jamás sería capaz de subordinarse a nada, mucho menos a una pregunta.  De manera tal, que los textos intercalados dentro de este cuestionario, más que respuestas, son senderos lúdicos, un inventario fugaz de los lugares físicos e imaginarios por donde han transitado la vida y la obra de Eliseo Altunaga.


Eliseo, a lo largo de tu trabajo como guionista y consultante de guiones has dejado tu impronta en películas fundamentales de nuestra cinematografía como Tony Manero, Machuca, Violeta se fue a los cielos, Una mujer fantástica, entre otras; sin embargo, la labor del guionista y sobre todo del consultante de guiones es muchas veces sombría y anónima. 

¿En todos estos mundos cinematográficos, diversos, que has ayudado a construir, dónde crees que puede verse la huella de Eliseo Altunaga?

Por esas raras conexiones borgianas que nos gustan, pensé en un dramaturgo que admiro Peter Shaffer, guionista de Amadeus. Sabes, tiene un hermano gemelo, Anthony Shaffer, que ganó popularidad en los años setenta cuando estrenó La huella, obra teatral posteriormente adaptada al cine por Joseph Lee Mankiewicz que toma como protagonistas a Michael Caine y a Laurence Olivier. Dos hombres de clases sociales diferentes viven con una misma mujer y planean juntos una estafa. Se ha dicho que, con sólo dos personajes, la pieza propone una reflexión sobre la representación en el teatro de la vida, la relatividad de la realidad y, por encima de ellas, la pugna de clases sociales. Creo que esta obra podría ser una metáfora de mi experiencia, los dos disfrutamos el cine, ambos planeamos la travesura de hacer una película, aunque tengamos una relación desigual con la significación del filme.

Tony Manero

Eres un escritor que confiere a las obsesiones de los autores y sus personajes, la categoría de indiscutibles. Cuando tu trabajo consiste en construir un relato a partir de obsesiones ajenas (de otros autores y otros directores) ¿Dónde quedan las obsesiones de Eliseo Altunaga? ¿Crees que a lo largo de las muchísimas películas en las que has trabajado, un espectador sensible y conocedor de tu obra pudiera hacer una cartografía de tus obsesiones?

Yo pienso en general que los autores necesitamos la vanidad para sobrevivir en el infierno de la producción y que no renunciamos a ser originales. Ya Omar Jayyam o Khayyam, poeta, filósofo, matemático y astrónomo persa, amante de las mujeres y el vino, se quejaba en una imprecisa fecha, hace más de mil años antes de Cristo, que ya todo estaba escrito. Cuando estudiaba los mitos me encontré que Claude Levy-Staruss decía que las obsesiones de los mitos son unas pocas porque el ser humano es muy pequeño, y en los años ’50 adaptó por vez primera esta técnica de análisis lingüístico a la crítica analítica de los mitos, y llamó mitema, al estudio de la mitología, a una porción irreducible de un mito, un elemento constante que siempre aparece intercambiado y reensamblado con otros mitemas relacionados de diversas formas, o unido en relaciones más complicadas, como átomos enlazándose para formar una molécula. Creo que nuestras obsesiones son unas pocas, que repetimos, aunque no lo sabemos, o al decir de Platón, recordamos como la sombra en una caverna. Por eso, cuando trabajo con creadores y creadoras, no me preocupan tanto las obsesiones sino las estructuras que nos obligan siempre a una “combinatoria posible”.

Julio Cortázar solía decir refiriéndose a Felisberto Hernández que los uruguayos tienen la extraña costumbre de ocultar sus mejores talentos. Es paradójico y llamativo a la vez, que la influencia de tu trabajo es mucho más notable en países como Chile y otras regiones de Latinoamérica que en Cuba. ¿A qué crees que obedece esta paradoja? ¿Cómo te sientes con respecto a esto?

No creo que sea un problema personal. Cuando triunfa la Revolución Cubana influyen en el mundo del arte, el eurocomunismo, el existencialismo, la vindicación del individuo y una cierta melancolía del yo de la clase media. Además, se hacen más livianos y baratos los aparatos para hacer cine como las cámaras y las moviolas. Para el audiovisual europeo eso llevó a un desdén del guionista y la mirada del director como un autor similar a un novelista o un pintor. En Cuba, Estados Unidos rompió casi de inmediato sus relaciones y ganaron espacios las ideas de los intelectuales de izquierda europeos y latinoamericanos influidos por estos. Por otra parte, trabajé por más de 20 años en la televisión, escribí series, programas experimentales y casi todo lo que se me ocurrió, con lo que gané una experiencia que hubiese sido casi imposible en otras latitudes. Además, he tenido el privilegio de trabajar en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños durante muchos años que, a pesar de los escollos, sigue siendo un laboratorio de confluencia de ideas, una Cátedra de la Creación. 

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Eliseo Altunaga (foto: Nicolás Ordoñez)

Una vez te escuchamos decir que América fue imaginada por sus colonizadores antes de ser vista. ¿Tú piensas que los grandes festivales europeos, que de alguna manera son los que legitiman y censuran, continúan esperando que Latinoamérica se parezca más a su imaginación que a nuestra realidad? ¿Cómo se integra dentro de tu narrativa esa colisión entre imaginario y realidad?

Yo creo que el asunto no es solo de los festivales. Muchos tenemos la inclinación de culpar a otro de nuestros males. La historia nos pesa. Los europeos marginales que llegaron a América, nos imaginaron y los nativos de las culturas originarias imaginaron a los europeos y en no pocos casos los convirtieron en enviados de los dioses, en seres sobrenaturales y los ayudaron en la tarea de esclavizar a sus iguales. Durante los siglos XV, XVI, XVII, y parte del XVIII las mujeres ibéricas no viajaron a América, uno que otro caso muy raro. Un extendido mestizaje creó al criollo que una vez rico quiso ser blanco primero y luego noble. Ya en el siglo XX, producto de las guerras europeas, hubo una enorme inmigración de hombres y mujeres, no pocas, en calidad casi de esclavas, y en otras ocasiones con la firme decisión de mejorar su vida a cualquier precio. 

Entonces entre los siglos XIX y XX se creó un imaginario de un blanco criollo y un indio, negro o mestizo, subalternos. Se compraron títulos, se trajeron mujeres, se mandaron los hijos a estudiar a Europa, se consideraron cultos, se hicieron obras de arte y se creó una estética y una historia oficial que aún rige nuestros gustos y miradas con las que vamos a los festivales y lloramos cuando nos dan un premio.

Aunque tu faceta más conocida es la de guionista, siempre has llevado a la par el oficio de novelista, que es donde quizá pueda encontrarse el testimonio más fiel de tu existencia y tus obsesiones. ¿Hay alguna diferencia entre el Eliseo que escribe las novelas y el Eliseo guionista? ¿Qué historias te faltan por contar en el cine y en la literatura?

Pienso que el cine es un arte colectivo. Por ejemplo, escoger el casting es tan importante como la dirección de actores, los instrumentos expresivos del cine forman parte de la construcción de sentido. La actriz Isabel Rupert me dijo en una ocasión que para ella había tres películas, la que escribía el guionista, la que imaginaba el director y la que hacía ella junto con el director de fotografía. Por ello, frente al cine me siento como parte de una tribu que tiene sus ritos, sus obsesiones que no obligatoriamente tienen que ser las mías, aunque siempre trato de que estén presentes. O no lo hago, si son absolutamente divergentes. En la novela, aunque tiene de intermediaria la industria editorial puedes decidir no publicarla, esperar o repartirla entre tus amigos.

Una mujer fantástica

Has tenido la oportunidad a lo largo de tu extensa carrera de trabajar tanto con cineastas consagrados como con jóvenes que recién comienzan a contar sus historias ¿Qué diferencias fundamentales has observado entre la manera de narrar sus obsesiones los jóvenes de ayer y de hoy?

Creo que los cineastas verdaderos, los que aman el arte, tengan la postura que tengan, son jóvenes. He tenido el privilegio de trabajar con mujeres y hombres que aman el arte de la cinematografía, que están presos de ese amor, más allá de sus orígenes o vivencias, como Pablo Larraín, Andrés Wood, Nacho Agüero, Matías Lira, Lucia Cedrón, María Izquierdo, Valerio Pivato, Cecilia Atan, Rosario García Montero, Willy Biondani, Nicolás Ordoñez, entre otros.

Eres un hombre místico, amante de la astrología y de las cábalas, conocedor profundo de la religión afrocubana y los horóscopos, convencido de que el cosmos ejerce una influencia sobre nosotros, y de que pertenecemos a un universo regido tanto por leyes físicas como metafísicas. ¿Cómo se nutren tus historias de este universo místico de Eliseo? ¿Piensas que en una realidad tan rica en espiritualidad y creencias como la nuestra, sigue teniendo sentido hacer distinciones en las historias entre fantasía y realismo?

Te voy a responder con una reflexión de Borges que tanto nos gusta.

También el jugador es prisionero

(la sentencia es de Omar) de otro tablero de negras noches y de blancos días

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonía?

Sabemos que estás dando los retoques finales a una novela que recién acabas de concluir. ¿Qué secretos esconde este nuevo libro?  ¿Qué nuevas obsesiones de Eliseo explora esta novela?

Ya la novela está terminada. Como en Violeta se fue a los cielos, me aventuré en la aventura de hablar desde una mujer. Una mujer mestiza e independiente en un mundo donde no hay modelos míticos para ella y tiene que aprender a crearlos sobre la marcha. Veremos qué pasa con ella.

¿Qué otros proyectos pendientes, tiene Eliseo para el futuro?

Aprender a vivir con ochenta años.

La Habana abril 2021


Lucía Malandro y Daniel D. Saucedo conforman una dupla creativa dedicada a la investigación y la experimentación con nuevas formas narrativas cinematográficas. Han realizado varios cortometrajes indagando en historias y formas de representación no convencionales. Colaboran con Revista FILM desde 2019.

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