TRES DÍAS EN EL FESTIVAL DE PUNTA DEL ESTE 2019 #2

Día 2 - 22 / 02 / 2019

Krzysztof Zanussi durante la master class en la Casa de la Cultura de Maldonado

Reviso el catálogo del festival y veo que no está el logo de la Dirección de Cine y Audiovisual Uruguayo (ICAU). Nota mental de preguntarle a la organización por qué, mejor no hacer deducciones.

Mientras camino al cine Nexxt, donde los compañeros de ACCU me dijeron que comenzaba la actividad con conferencias de prensa, llamo a la organización para saber si tengo hospedaje, etcétera. Me informan que no, soy prensa acreditada, que no es lo mismo que prensa invitada. De todos modos, cordialmente se me dice que me integrarán en la medida de lo posible, pero que hospedaje más cerca o transporte desde lo de Jorgao está descartado. Si bien ni sabía que estaban esos beneficios, me desilusiona un poco el trato que suele recibir la revista por ser un medio web. Sobreviviré pero sepan, queridos lectores, que estas crónica son el resultado de un esfuerzo tanto intelectual como físico.

El interior de las salas Nexxt (que se dice son propiedad de los realizadores, exhibidores y distribuidores Ara & Lemos) parece seguir el nuevo concepto de salas de cine acompasadas con servicios gastronómicos, en este caso: plaza de comidas. No me queda claro si se puede entrar con cerveza o chivitos a la sala. No es novedad que el pop y el refresco es lo que mantiene a las salas, por lo que no sorprendería que la plaza de comidas de la planta baja sea la que sustenta la existencia de la preciosa sala en el segundo. La conferencia convoca actores y realizadores cuyas películas se dieron ayer y no vi. Charla con Luis Brandoni, simpático. Sobre todo me llama la atención la presentación de Vera Spinetta, hija de Luis Alberto y protagonista de Soledad (2018), que retrata la historia de María Soledad Rosas, argentina que vivió en Italia, vinculada a grupos anarquistas y cuya historia fue relatada por Martín Caparrós en el libro Amor y Anarquía, en el que se basa la película. La directora es Agustina Macri, hija del actual presidente argentino. Vera contó que el rodaje fue boicoteado por anarquistas y que de algún modo esto lo usaron a su favor: en su interpretación canalizó la angustia que la situación le causaba en virtud de la representación, al igual que el equipo, que hizo lo propio al usar el griterío de los anarquistas como banda sonora en algunos pasajes del corte final. Tuvieron que mudar el rodaje de Turín a Génova por estos boicots, y allí los esperaban los anarquistas genoveses. Descubrieron, luego, que había infiltrados en el equipo de arte que reportaba a los radicales de estos cambios. Más tarde me encontraría con un distribuidor de cine a quien la película le gustó mucho y que no podía creer que la directora era la hija de Macri: “¡si es un panfleto anarquista!”.

La producción del festival me incluye en el almuerzo y me invita a asistir a la master class de Zanussi en la Casa de la Cultura del Maldonado. Aprovecho y pregunto por la ausencia del ICAU: “preguntale a Papich”. No hacer deducciones, no hacer deducciones. El plan para hoy después de la conferencia: El Reino (2018) a las 19hs en Nexxt y a las 22.15hs la ópera prima de los hermanos Antonaccio: En El Pozo (2018).

Zanussi, un maestro. La master class un poco breve, pero un par de ideas bien interesantes: ojo con el dron –cuando una tecnología se pone de moda y todos comienzan a utilizarla es posible que más tarde provoque la propia vergüenza del realizador (a él le pasó con el zoom, en los ’60); el conflicto, aunque sea mínimo, es lo más importante; un director es la mezcla (en apariencia imposible) de un poeta y un militar.

Vuelvo al Nexxt. Me tomo una cerveza y avanzo hasta acá en la crónica antes de entrar a ver El Reino (2018) la multipremiada española de los Goya, con Antonio de la Torre y dirigida por Rodrigo Sorogoyen sobre un político corrupto en un partido corrupto de un país corrupto. La película luce bien pero no la encuentro demasiado original sino, por el contrario, creo que repite fórmulas internacionales: mucho Michael Mann (en especial el Mann de El Informante), algo de Martin Scorsese (hay un dolly zoom muy parecido al de Buenos Muchachos), plano secuencia tenso al cierre del segundo acto (todo bien, pero casi que podíamos predecir el plano secuencia antes de que empezara). Le sale bien, domina la técnica y la adapta a lo que quiere contar, pero me parece medio impostado todo, con un resultado amorfo y auto-complaciente. El final se propone interpelar directamente al espectador –quizá suponiendo que la película será vista por los corruptos que denuncia- pero más bien es una cosa declamada y ñoña. O sea, es la típica película para que uno salga diciendo: “sí, qué jodido que está la cosa con estos gobernantes corruptos” y se olvide del tema en cinco minutos.

Antonio de la Torre en una de las escenas de El Reino (2018)

Me tomo un bondi y llego justo para la proyección en Sala Cantegril de la única producción enteramente uruguaya del festival. Los esfuerzos de cine de género nacionales me dan miedito porque suelen estar alejados de preocupaciones genuinas y más concentradas en lograr cierto aspecto, sacrificando rigor narrativo o pulsión vital. No es el caso. La òpera prima de Rafael Antonaccio y Bernardo Antonaccio me pareció muy buena: artesanal, sentida, con destreza técnica pero sin lucimientos al pedo. Muy consciente de sus limitaciones -y por lo tanto muy consciente de su potencial. Quiero decir, se limita a una locación, cuatro personajes, pero saca el mejor partido de esa materia prima. La narración es buenísima, el relato no para de avanzar de forma sutil, engaña bien y sin golpes bajos, agregando pequeños componentes que van a jugar un papel más adelante. Es consciente de una de las cosas más importantes para mí: que para hablar de algo (en este caso las formas de masculinidad en el varón, su interacción con la mujer, la tensión entre capital e interior) no hay que hacerlo directamente. En algún pasaje el subtexto sale demasiado a la superficie, sobre todo al encasillar de más a alguno de sus personajes que, aunque se justifique luego, genera una lógica medio improbable en una de las caracterizaciones… pero zafa. El manejo del tiempo y el avance del día (es decir, el aprovechamiento de la luz natural en la planificación de las jornadas de rodaje) es maravillosa, insuperable. Siembra un importantísimo antecedente para el thriller nacional y lo despega de los peores tics en los que suelen caer los esfuerzos de género locales. Celebro esta película que se estrena el 7 de Marzo en varias salas del país.

Salgo y si bien me habían dado un voucher para la cena en el Yacht Club, no llego: la cocina está cerrada. Me vuelvo. Mi celular dice que hoy caminé 8,5km.

foto de la película En el Pozo

En el Pozo (2018)


Este post es la continuación de la crónica del Día 1.

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