SANGRE DE CAMPEONES (2018)

 

Una crónica de los albores de la selección uruguaya y sus primeras tres grandes victorias, los Juegos Olímpicos de 1924 y 1928, y el Mundial de 1930. Dirigen Sebastián Bednarik y Guzmán García (también guionista), y coproducen Bednarik, Andrés Varela y Pedro Abuchalja en participación con Coral Cine y A Gente. Apoya Tenfield. Se trata de los principales responsables detrás de Mundialito (2010) y Maracaná (2014), lo que explica la familiaridad y el interés temático.

Antes de entrar en el relato que le ocupa, Sangre de campeones inicia con un breve repaso de los orígenes del deporte mediante narración e ilustraciones animadas. Así establece el tono de lo que será un documental que pone la accesibilidad y el ritmo por encima de la erudición. Lleva al espectador por diferentes épocas y lugares, si bien se concentra más que nada en las ciudades de Montevideo y París durante los años veinte. Para ello hace uso de material de archivo –grabaciones, fotografías y filmaciones– cuidadosamente digitalizado e integrado a la propuesta narrativa, a veces manipulado en favor de la inmersión, por ejemplo, agregándole voces y ruido de ambiente a material de archivo claramente mudo. Si bien lo único que ocupa la pantalla son esas imágenes y las animaciones, la narración está compuesta por el aporte de varias voces, de archivo o grabadas para la película, provenientes de diferentes disciplinas, incluso las de algunos jugadores que participaron de los eventos.

Al igual que Maracaná, lleva una duración de 75 minutos que acompaña el enfoque anecdotario y sus ambiciones narrativas. Para el que sabe poco y nada del tema (quien escribe), Sangre de campeones es tal vez un entretenido y ligero acercamiento a las increíbles hazañas de aquellos días, uno que si bien no puede evitar el discurso harto repetido de la identidad nacional y los momentos más míticos del fútbol, tampoco se admite el espacio de incurrir en excesos por querer insistir en algo o intentar ser exhaustivo.

Eso es parte de la controversia que ahora rodea a la película: Atilio Garrido, de Tenfield, uno de los historiadores y periodistas deportivos consultados, ha pedido que la productora quite su nombre de los créditos. Argumenta su caso en una extensa carta en la que dice que el guión o producto final no fue sometido a su revisión, cita numerosas imprecisiones y omisiones históricas, y critica aspectos del punto de vista que opta tener el documental en cuanto a la representación de la realidad. Por su parte, la productora respondió, nombrando las limitaciones de la forma documental, su preferencia por lo colectivo sobre lo particular, y alegando que su primera responsabilidad es con la experiencia del espectador.

Al igual que Maracaná, Sangre de campones se estrena en las vísperas del mundial de fútbol. Lejos de deslegitimar el oportunismo o los aciertos creativos del documental, queda la sensación de que los realizadores no buscaron hacer mucho más que cumplir una consigna. Es difícil hacer ese juicio si uno se pone en su lugar, más sabiendo las condiciones del medio en nuestro país. A fin de cuentas, lo mejor siempre es que el espectador juzgue por sí mismo.

Título original: Sangre de Campeones | Año: 2018 | Duración: 75 min. | País: Uruguay | Dirección: Sebastián Bednarik, Guzmán García | Música: Hernán González | Montaje: Guzmán García, Andrés Borotra  | Productora: Coral Cine, A Gente.

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