EVIL DEAD: EL DESPERTAR (2023, Lee Cronin)

La saga que inició hace más de 40 años con The Evil Dead (1981, Sam Raimi) y que cuenta con cuatro películas, cinco juegos, una serie y muchos cómics, este año lanzó su quinta entrega cinematográfica de la mano de Lee Cronin como director. Conocido ya por su primer largometraje El Bosque Maldito (“The Hole in the Ground”, producida por A24 y que en 2019 llamó la atención de la crítica tras su presentación en el festival de Sundance), el director irlandés nos trae su visión de la mitología del universo creado por Raimi con Evil Dead: El Despertar (“Evil Dead Rise”, 2023).

Tras enterarse de que está embarazada, Beth (Lily Sullivan) decide pasar a visitar el apartamento de su distanciada hermana, Ellie (Alyssa Sutherland), una madre soltera con tres hijos. Después de un pequeño sismo, Bridget, Danny y Kassie (los hijos de Ellie) se topan con el Naturom Demonto (“El Libro de los Muertos”) y unos discos de vinilo en un cráter que se generó en el garaje del edificio. Tras abrir el libro y reproducir los vinilos en los que se encontraba recitado un encantamiento en latín, fue invocado un demonio kandariano (tipo de demonio presente en la franquicia) que acaba poseyendo el cuerpo de Ellie.

Algo que caracteriza a esta saga desde sus inicios es la forma en que la trama nunca importa realmente. La original The Evil Dead fue una película con una premisa simple (jóvenes adultos en una cabaña en medio del bosque) que se convirtió en el clásico que es hoy en día por la forma en la que, jugando de forma creativa con la iluminación, movimientos de cámara y efectos especiales de bajo presupuesto, logró generar un ambiente angustiante (y en ocasiones cómico de manera inintencionada). Esa esencia donde el juego formal parece más importante que la verosimilitud o la consistencia narrativa no cambió en ninguna de las tres secuelas que salieron después, que trajeron ideas nuevas y originales en historias cada vez más delirantes y derivativas.

Evil Dead 2 (1987, Sam Raimi) recicla casi toda la trama de su predecesora pero se enfoca en un lado mucho más humorístico (implantando así el terror cómico, otro factor común presente en la franquicia), Army of Darkness (1992, Sam Raimi) presenta ya una especie de fantasía épica que mantiene el terror cómico aunque en menor medida y Evil Dead (2013, del uruguayo Fede Álvarez) vuelve a una trama similar a la original pero con un desagradable terror corporal sin ningún tipo de comedia. De esta forma, todas las entregas son similares al mismo tiempo que tienen su propia identidad. En Evil Dead: El Despertar, el director nos ofrece un tono que, salvando sus considerables distancias y siendo en general más ligera, sigue la línea que dejó Álvarez en su reboot del 2013. Mantiene un terror puro durante la mayoría del filme pero con pequeños atisbos de comedia; y a diferencia de la trilogía original, el terror y la comedia no se solapan, sino que coexisten por separado.

En esta ocasión y por primera vez el terror se aleja de la cabaña del bosque, trasladándose al último piso de un edificio de apartamentos. Por más que sea una ambientación técnicamente más “moderna”, la finca en la que se encuentran los protagonistas está al borde del derrumbe y eso intensifica la sensación de inestabilidad que se va desarrollando a lo largo del filme: los personajes se están derrumbando psicológicamente, de la misma forma en que el edificio está haciéndose pedazos. Partir de una locación cerrada permite poner sobre la mesa nuevas formas de generar miedo. En la cabaña los personajes se encontraban en un lugar prácticamente aislado de la sociedad y parte del terror se basaba el hecho de que no había ninguna forma de escapar; el horror de El Despertar radica en que los personajes están en el medio de una ciudad, intentando (y estando muy cerca de) escapar pero sin lograrlo. Se juega mucho con los accesos y salidas, tanto del apartamento como del edificio en sí; las formas en las que la madre poseída podría volver a ingresar a la casa y las formas en las que nuestros protagonistas podrían escapar. Ductos de ventilación, ventanas, puertas, ascensores y escaleras son una parte esencial del filme. Además, la locación es aprovechada por Cronin, quien se apoya sobre lo que pueden (o no) ver los personajes en esos espacios. Hay acciones que se ven sólo a través de sombras y cambios en la iluminación, planos en los que solo se logra apreciar una habitación totalmente oscura, en los que se entiende que ahí se encuentra algo acechando por el uso del sonido y tomas en las que la cámara se sitúa en lugares como la mirilla de la puerta, mostrando secuencias enteras desde esa visión tan limitada.

Una decisión nueva e interesante es la de que el grupo de personajes sean una familia (y que tres de los cinco sean menores). Hasta ahora solo habíamos podido ver grupos de jóvenes adultos cuyas relaciones entre sí eran de amistad, y cuando sí existían lazos familiares no se llegó a profundizar en ese hecho de ninguna forma. En esta ocasión vemos a tres hijos teniendo que lidiar con el deadite (nombre que se le da a los poseídos) de su madre y su tía teniendo que hacerse cargo de ellos por ser la única adulta. La manipulación que siempre ejercieron los deadites contra sus víctimas en esta película se intensifica porque es muy fácil manipular a un menor si estás controlando el cuerpo de su madre. El filme sitúa al enemigoen una figura que debería ser en quien encontramos refugio, que se supone que hace todo por nuestro bien y es el último lugar en el que se esperaría encontrar esa figura hostil. Se logra generar una gran incomodidad al intercambiar una imagen que representa confianza y seguridad por la del agresor, que representa todo lo contrario. Utilizando esta idea se consigue salir del exclusivo horror visual y se pasa a una especie de horror emocional que resulta novedoso en la franquicia.

Matar menores de edad es una línea que no muchas películas de terror deciden pasar, y esta lo hace sin escatimar en violencia. Algunas de las escenas más desagradables y que más se acercan al terror corporal en el filme son protagonizadas por alguno de los hijos; la película llevó al límite a la clasificación R (restringido y con supervisión para menores de 17 años) al punto de tener que borrar metraje para poder conseguirla y no ser NC-17 (solo para mayores de 17 años).

Los deadites que ofrece esta película revisan el concepto original. Mantienen sus objetivos basados en torturar física y psicológicamente a sus víctimas (a quienes van poseyendo uno a uno) sin ninguna razón aparente (cosa que tiene sentido siendo que se trata de un mal puro). A esto se suma una extraña fusión que realizan todos los poseídos hacia el tercer acto de la película, creando un monstruo que nunca antes habíamos visto y que resulta en un buen agregado.Nos saca de los típicos zombies y nos lleva a una criatura quese aleja de lo antropomórfico, creando una imagen grotesca y desagradable, con elementos de la literatura lovecraftiana y su terror cósmico; haciendo recordar al monstruo presente en La Cosa (1982, John Carpenter).Alyssa Sutherland nos trae uno de los deadites más terroríficos de la saga, su interpretación destaca por su forma inhumana de mover el cuerpo, acompañado de un maquillaje que logra mostrar la sensación de putrefacción de ese cuerpo en el que ya no habita ningún alma humana.

Los guiños a la saga y al género de terror en general no se hacen esperar, siendo que está plagada de referencias que no alteran en nada a la trama y en ocasiones son casi imperceptibles. Desde posters en el cuarto de uno de los adolescentes que referencian al clásico de terror de los ’70 Las colinas tienen ojos(1977, Wes Craven) hasta la marca de pizza que compran los protagonistas al principio (que usa el nombre de la primera poseída de la que se tiene constancia y que hace una aparición en Evil Dead 2 y Ash vs. Evil Dead) e incluso un plano idéntico al de la icónica escena del ascensor en El resplandor (1980, Stanley Kubrick), la película está llena de estos detalles. El mayor guiño (en este caso cameo) es la aparición de Bruce Campbell, productor y quien interpreta a Ash Williams, protagonista de la trilogía original, la serie, los cómics y los videojuegos; siendo la cara de la franquicia. Aunque en esta película no lo vemos interpretando al mítico personaje, sino que presta su voz para formar parte de lo recitado en los vinilos; es un interesante agregado para fanáticos de la saga que están familiarizados con la voz del actor y esperaban su participación en esta entrega.

Hablando de los vinilos, en ellos se menciona que existen “tres libros”, cosa que implica una increíble expansión a la mitología de la saga. En Army of Darkness (basada en la edad media) ya habíamos visto tres Necronomicón(es) (Nombre que se le da en esa entrega y en varias más al libro de los muertos) pero era un concepto que nunca se había desarrollado hasta ahora. Según Cronin, Raimi usó uno de los libros, Álvarez otro y ahora él está usando el tercero, pero no queda demasiado claro hasta qué punto estas declaraciones son canónicas (puesto que generarían más confusiones que dudas resueltas). Parte de la magia de Evil Dead es que nunca tuvo una continuidad muy clara, no hay ni una película de la saga que no mantenga incongruencias, por lo que buscar explicaciones o una cronología estable resulta bastante inútil.Las obras de esta franquicia hay que disfrutarlas de forma individual sin buscar conexiones con entregas anteriores.

Evil Dead: El Despertar es una película que le hace honor a una saga consolidada, brindando una visión original y única, que a su vez trae consigo un gran aporte a lo ya establecido anteriormente. Es un festival de sangre protagonizado por personajes con los que resulta fácil empatizar, logrando así una experiencia aterradora que puede ser disfrutada tanto por fanáticos de la franquicia como por espectadores ajenos a esta.

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