AUSENCIA DE MÍ / SUEÑO FLORIANÓPOLIS / 4X4 / VOX LUX

Lo que vimos en salas #3

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Ausencia de mí (2019)

Este necesario y conmovedor retrato documental que Melina Terribili creó en torno a Alfredo Zitarrosa surge a partir de la habilitación al acceso de su archivo personal en 2014. Consta en algunos segmentos, por lo tanto, de material de archivo y grabaciones caseras sumamente interesantes y nunca antes vistas, que no solo llevan al espectador a través de su vida, exilio y retorno sino por el país de aquel entonces. Hay una inevitable melancolía temporal y fraternal que se desprende del sujeto y su intimidad, del Uruguay de hace algunas décadas, y de la música en sí, porque además Zitarrosa tenía en su sensibilidad de poeta el oscuro peso de cómo el tiempo transforma el lugar y la identidad de uno. A treinta años de su muerte, más se valida la triste realidad que tanto en nuestra vida personal como cultural tendemos a valorar las cosas realmente cuando ya no están. (FC)

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Sueño Florianópolis (2019)

La nueva película de Ana Katz cuenta con la esencia de la autora pero diluida dentro de una historia de corte «comedia familiar». ¿Qué sería, para mí, la esencia de Ana Katz? Algo así como una mezcla de humor irreverente, agudeza con respecto al comportamiento humano y situaciones que desprenden una inexplicable extrañeza que resulta amenazante. Eso lo vemos tanto en su trabajo como directora y guionista en Mi amiga del parque (2015), como actriz en La División (2017). En Sueño Florianópolis hay algo de todo eso sólo que dentro de una atmósfera más cotidiana y menos amenazante o «extrañada» que en obras anteriores. Esta vez va sobre una familia argentina de clase media que se va de vacaciones a Florianópolis con la intención de reconectar entre sí. Con Mercedes Morán y Gastón Garzón interpretando, de manera sólida y única, un vínculo de matrimonio en crisis, la película busca retratar la crisis que se desata en el seno familiar cuando el tiempo pasa y la dinámica de las cosas comienza a cambiar. Sueño Florianópolis explora sutilmente las curiosidades y preocupaciones que genera un posible punto de quiebre en una familia modelo. (AP)

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4X4 (2019)

4X4 es la peor película de CohnDuprat. Lo cual probablemente la haga la menos mala. Expliquemos: todo su discurso muy Clarín (multimedio que la produce), cada actuación en un registro imposible -con Peter Lanzani más impresentable que nunca como “galán-que-quiere- ser-real-entonces-hace-de-reo” (algo que ya ensayó en El Ángel (2018)), Luis Brandoni en piloto automático de porteño sabihondo, Daddy Brieva no siendo convincente ni siquiera como voz en off- y los simbolismos visuales más redundante desde la pelotita de tennis de Match Point la vuelven tan absolutamente ridícula que es imposible confundir 4×4 con algo remotamente bueno, cosa que le pasó a varios críticos con atrocidades anteriores del dúo (por ejemplo El Artista (2008), o El Hombre de Al Lado (2009), película que es señalada en su trabajo más reciente con un canchero y gratuito chiste autorreferente). En ese sentido, más allá de su sadismo jugado a dos puntas (el de satisfacer la sed de sangre catártica de su audiencia al mismo tiempo de intentar funcionar como un extra encomillado “cine de atención social”) y su visión benevolente de la PFA, esta versión 2.10 de La Cabina (hay mucho de alargado corto de fin de curso hecho por estudiante fan de No toquen nada) termina siendo levemente más inofensiva que la obra anterior de los creadores de Cupido. O al menos no sorprende en ser horrible. Lo único que queda después de ver la remake de El Juego del Miedo actualizada al discurso paranoico de justicia por dura mano propia, es la fantasía que en algún momento exista la versión 4D para que todes les espectadores puedan retorcerse aún más de dolor, y la canción de Dante Spinetta, que juega a ser una parodia del trap reggeton más guarro y termina volviéndose no solo lo más rescatable del largometraje, sino también lo mejor que hizo el ex Illya Kuryaki desde los lejanos tiempos de Chaco. (FL)

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VOX LUX (2018)

VOX LUX es de esas películas que me encantaría que me hubiesen gustado… pero no. Y no es que la película no tenga buenas cosas para ofrecer. Presenta elementos, éticos y estéticos, interesentísimos (y bellos también, hay que decirlo) pero hay algo general que no me cierra. Creo que el problema está en el cometido general de la película, o la ausencia del mismo. Al finalizar aparecen los créditos con el título del film y debajo una leyenda que dice algo así como «un retrato del siglo 21». Mi problema con VOX LUX es que no terminé de entender (y lo digo así porque no creo que sea un problema del film en sí, sino de mi relación con él) qué es lo que está retratando del siglo 21. ¿La violencia «sin sentido» es algo de nuestro siglo? ¿El objetivo de entumecer la mente que presentan algunos productos pop de esta era es algo exclusivamente nuestro? ¿Qué es VOX LUX: un festejo o una crítica a lo pop? Quizás ambas, no lo sé. ¿Es superficial? ¿Es conscientemente superficial para generar un vínculo con la obra de Celeste, la protagonista? No puedo hacer un juicio cerrado acerca de esta película y quizás esa sea una de sus mayores fortalezas: la ambigüedad. Sin lugar a dudas es una experiencia estética, y la actuación de Jude Law y de Natalie Portman vale una ida al cine. Espero que alguien pueda, o yo misma dentro de un tiempo, digerir y desmenuzar esta película de manera más efectiva que la que conseguí ahora, a pocos días de su visionado. (AP)

 

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