EN CONTRA: HALLOWEEN (2018)

Quimera insoportable

Halloween (2018)

No hay tanto para decir, más allá del desconcierto ante las críticas favorables que viene recibiendo (salvo contadas excepciones) esta Halloween (2018), la nueva película de David Gordon Green, respaldada desde la producción ejecutiva por la actriz Jamie Lee Curtis y el mismísimo John Carpenter, director de la original. La ecuación, que prometía una continuación fiel en espíritu pero que revise el género desde la actualidad, es en realidad un despliegue de conservadurismo sin inventiva, funcional y pacato. O sea, una secuela oportunista a 40 años del estreno de la original, que busca barrer del mapa las nada-menos-que-diez secuelas anteriores, y que no hace más que agregar una nueva decepción para los amantes de la primera Halloween (1978).

Es que pasó mucho en estos 40 años y la estética y forma narrativa que la película original ayudó a fundar, no puede ser reproducida tal cual. Esta Halloween no tiene tapujos en aplicar recursos obsoletos, generando sucesos difíciles de tragar hoy en día -como que los presos más peligrosos de EE.UU queden libres por un accidente de ómnibus. Esto no sería un problema grave si el conjunto se mantuviera de algún modo anclado en aquella época, un poco como hace Stranger Things (2017-)… Pero no es el caso: la película toma la paranoia pro-armamentista siglo XXI, el poder de los medios digitales, cierto sadismo visual y lo entrecruza con lo otro, construyendo una verdadera quimera cinematográfica (o salpicón rancio, como dice la crítica que citamos más arriba).

Tampoco detectamos una revisión irónica o cínica, como la que hacía Scream. Ni hablar de la revisión actual y política que les enchufó el uruguayo Fede Álvarez con No Respires (2016). Por el contrario, esta Halloween se toma en serio sus planteos amorfos, dejando entrever algo que ya sabíamos (David Gordon Green es un facho) pero que acá desborda y afecta el melodrama. La paranoia y fijación de Laurie Strudie (Jamie Lee Curtis) que la llevó a criar a su hija preparada para «luchar contra el mal», es cuestionado en el desarrollo de la película (todos la tratan como un chiflada) sólo para llegar a la conclusión de que su locura le salvó la vida a ella, a su hija y a su nieta, además de finalmente eliminar al mal extremo que Michael Myers representa. Es evidente el sustrato y la referencia a ese gran dilema norteamericano que se pregunta: «¿cómo enfrentarnos al mal?» que ya se estaba en la original. Pero acá la respuesta es sencilla, clara e ideológica, lo que la empobrece sin importar otras discrepancias.

No hay mucho más para decir o nos aburre decir más. Fuimos entusiasmados y volvimos decepcionados. David Gordon Green confirma que su firma no es garantía de nada, sumando otro título a sus nefastas El Niñero (2011), Your Highness (2011), Manglehorn (2014) Our Brand Is Crisis (2015), o a las tibias Prince Avalanche (2013) y Joe (2013). A pesar de que sus primeras George Washington (2000), All the Real Girls (2003), Undertow (2004) y Snow Angels (2007) nos habían encantado (incluso defendimos Piña Express, 2008, en su momento -ahora no estaríamos tan seguros) y a pesar de que le rescatamos cosas a su más reciente Más Fuerte que el Destino (2017)… Podemos dar por cerrada la idea de que una película de este loco nos ofrece algún tipo de garantía cinematográfica. La idea de autor, muy a nuestro pesar, no sirve para nada hoy en día.

Para hacer posible más artículos como este, apoyá nuestro proyecto. ¡SUSCRIBITE!