ENTREVISTA A POLISEMIA PICTURES

De los jóvenes realizadores uruguayos, Marco Bentancor y Alejandro Rocchi, de Polisemia Pictures, son de los que más han hecho ruido últimamente. La prolífica filmografía de cortometrajes de la productora empieza en medio de su carrera de cine en la ECU y llega hasta el presente con el multi-premiado El animal favorito de Dios, realizado en 72 horas para una competencia de terror internacional. También han sido premiados en las otras consignas, de 24 y 48 horas, por lo que podríamos asumir que son económicos, eficientes y que crean pensando al ritmo del minuto. La siguiente entrevista por e-mail los encontró en plena pre-producción de lo que será su primer largometraje, PARADOXA, del cual ya hay un teaser. Si Roger Corman filmó La tiendita del horror (1960) en 2 días, ¿por qué no aventurarse a pensar en grande con un equipo tan dedicado?

 

Fui su compañero en la ECU, así que sé dónde se conocieron.  ¿Cómo es la historia desde que empezaron a filmar juntos hasta que nació el nombre Polisemia Pictures?

Polisemia Pictures se llamó así desde sus inicios. Queríamos ponerle algún sello distintivo a ese primer cortometraje: El Pequeño Augusto, filmado en el 2010. Con esa excusa fue que surgió Polisemia Pictures. Pero la cuestión esencial es que ese nombre, que en ese entonces era simplemente un requisito para denominar a un grupo de estudiantes cumpliendo una premisa, comenzó a adoptar mayor sentido con el paso del tiempo, a medida que sumábamos proyectos a nuestra filmografía. Hoy en día sentimos que Polisemia ha tomado coherencia en sí misma y ese nombre se ha llenado de significado, producto del tiempo y los 13 cortometrajes que hemos realizado hasta ahora.


Hoy en día, ¿cuáles son los miembros más o menos constantes del equipo?

Las personas que nos acompañan con permanencia y, de alguna manera, son la esencia de la productora, son: en actuación, Anaclara Ferreyra Palfy, Rafael Soliwoda y Eugenia Mosca; rubros técnicos: Andrés “Coco” Costa en sonido directo y post de sonido; Martín Murell y Enzo Castellini como gaffers; Hernán González, como músico compositor, y Alexia Obeide en montaje.

También han pasado muchas otras personas a las que queremos mucho y que han sumado muchísimo a Polisemia. Muchas de ellas probablemente lo sigan haciendo en algún momento, así como otras irán viniendo, pero los de siempre son los mencionado anteriormente.


¿Qué tipo de afinidades comparten los integrantes de Polisemia?

A esta altura tenemos una fuerte relación de amistad, lo cual nos permite trabajar desde un lugar de confianza y un compromiso sumamente especial. Con ellos hemos trabajado en situaciones extremas de rodaje, y eso hace que la confianza se afiance mucho.

No existen protocolos entre nosotros. Sabemos que si algo no funciona, podemos decir desenfadadamente: “esto está muy mal” y nadie se lo va a tomar personal. No es culpa de nadie exclusivamente, y es responsabilidad de todos trabajar conjuntamente para resolverlo. Es difícil llegar a obtener esta dinámica, ya que uno debe aprender a dominar el ego y no tomarse personales las cosas. Hay un solo objetivo y es que la película sea la mejor posible. Ese pragmatismo nos permite trabajar muy rápido y en confianza. Cuando filmamos nos sentimos en familia y sabemos que el compromiso de todos para con la productora y la película de turno es muy fuerte.

Particularmente entre nosotros dos (en referencia a Alejandro y Marco), nos hemos ido amoldando mucho al otro desde los inicios. Si bien tomamos la decisión de filmar en dupla por compartir el punto de vista sobre el cine, uno siempre tiene algunas diferencias. Pero en definitiva, conocemos muy bien como piensa el otro y su opinión con respecto a diferentes cuestiones, tanto de la vida misma, como estrictamente artísticas.

Si bien somos dos, funcionamos como una unidad, pero mucho más autocrítica. En definitiva, cuando uno trabaja solo también tiene una voluntad y una contravoluntad a la hora de tomar decisiones. En nuestro caso, sentimos que todas las decisiones, una vez consensuadas, son mucho más válidas de las que podríamos tomar en solitario, porque ya han sido puestas en duda. Nos interpelamos constantemente y eso hace que el proceso creativo sea mucho más rico y productivo. Entre nosotros existe una relación de amistad muy fuerte que se ha ido forjando a base de amor al cine, compartiendo motivaciones, experiencias e ilusiones.

Han filmado principalmente en Canelones. ¿Cuáles son las principales razones de esto? ¿Inspiración, cercanía, infancia, conocidos?

Si, todas esas. Nos gustan los paisajes del campo y las historias de locura enclavadas allí. Dentro del contexto del campo, trabajamos al paisaje como un personaje más, donde la lejanía y la ausencia de ojos que puedan ver lo que sucede convierten al entorno de nuestra historia en todo el universo. De nada vale gritar, no importa cuantas ventanas de la casa rompas pidiendo auxilio, ni si chocás a alguien en el auto y lo dejas tirado al costado de la ruta. Lo que se ve es el Universo y allí sucederá todo.

También, nos es práctico producir nuestros trabajos allí, sentimos una mayor facilidad para conseguir locaciones, y venimos rastrillando la zona hace ya casi 8 años, por lo que tenemos un banco de locaciones bastante grande.


Para ser cortos de bajo presupuesto, el aspecto técnico llama la atención, si bien se entiende que la tecnología para crear contenidos de forma profesional se vuelve cada vez más accesible. ¿Cuáles son algunos de los otros elementos que tienen a su favor a la hora de permiterles lograr mucho con muy poco?

A lo largo de casi ocho años de constantes rodajes, nos hemos acostumbrado a filmar para maratones, tanto a través de concursos como con premisas autoimpuestas. Entonces, con esas limitaciones de tiempo no te queda otra que asumir una dinámica de rodaje práctica.

A su vez, uno de nuestros fuertes es el trabajo con actores. Nos sentimos muy cómodos al dirigirlos y creemos tener una mirada atenta y efectiva a la hora de buscar caminos y resolver problemas al poner una escena. Una vez que ellos funcionan bien, la propuesta formal y específicamente cinematográfica, nos es más fácil decidirla. Muchas veces pensamos en resolverla de la misma forma y, muchas otras, nos complementamos.

También, es verdad que trabajar con cámaras pequeñas y con equipo de iluminación liviano, nos ha permitido tener agilidad en el set, pero estamos convencidos de que es una forma que hemos construido porque está alineada a nuestros intereses. Si no, todos aquellos que tuviesen nuestros mismos equipos filmarían en estructuras de producción parecidas, con una factura similar, y creemos que esto no se está dando en este momento en otras productoras locales.


Están acostumbrados a trabajar en modalidades cortas de tiempo (24, 48, 72hs). ¿Qué experiencia les ha aportado esta dinámica?

Estos últimos tres concursos, fueron precedidos por tres ejercicios anteriores, que realizamos en dinámicas similares hace ya varios años atrás. Creemos que, trabajo a trabajo hemos ido puliendo cosas. Lo primero que entendimos, que parece fácil de decir, pero es algo en lo que muchas veces se falla es: LA HISTORIA está por delante de todo. Esto es algo a veces es difícil de ver, ya que cuando uno piensa una historia o escribe un guión, puede ser laxo y dejar pasar errores narrativos, que uno mismo completa con lo que conoce de la historia pero no lo está poniendo en pantalla. Hay un juego sutil para atraer la atención del espectador entre dar las pistas mínimas y suficientes para que éste se sienta implicado en seguir la historia, no darlas de más, ni de menos.

Después de trabajar una historia contundente, el siguiente paso es que las escenas brinden la información que tienen que liberar por sí mismas, en el contexto de la historia y, a su vez, que den información que se retomará a futuro, dando pie a que la maquinaria de la narrativa continúe andando. Para esto, es importante que la actuación no falle.

Una vez que estos elementos estructurales fundamentales están fijos, podemos pensar en la fotografía, el diseño sonoro, los trazos actorales e intentar “tirar algún taquito”. Pero no se pueden elegir las cortinas del living antes de hacer los cimientos.

La temática y el tono de sus trabajos varía, desde lo cómico y documental (Cartitas) hasta lo cotidiano y romántico (Hong Kong), pero es más fácil asociarlos con una estética y narrativa provenientes del thriller y el terror. Lo que es más, tanto en Vengo del cielo (que recuerda al libro de H. P. Lovecraft, El color que cayó del cielo) como en Elemental, la fuente de mal suele imponerse más allá de las circunstancias y las historias culminan sin ahondar en el por qué o el cómo. ¿Estas características en común nacieron del tiempo acotado que tenían para filmarlos o hay una predilección por cierto tipo de imágenes y atmósferas?

Nuestros inicios están asociados a historias de género en contextos rurales, alejados de las grandes ciudades. Tal es el caso de El Pequeño Augusto y El Santuario (2012). Luego, tuvimos un viraje a las historias de amor como eje temático, para volver, finalmente, a este tipo de historias oscuras, donde el tópico principal es la locura.

Tuvimos un viaje a Estados Unidos a principios del 2015. Allí nos encontramos en un punto de inflexión para Polisemia. Nos cuestionábamos mucho cuál iba a ser nuestro rol dentro del cine uruguayo, teniendo principal interés en la figura del espectador. ¿Para quién íbamos a hacer cine? ¿Para nosotros mismos? ¿Para el jurado de un festival independiente de Polonia? ¿Para un espectador comercial? Si bien la respuesta no es absoluta, nosotros intentamos, decididamente, generar un interés permanente en el espectador, comprometerlo en su inmediatez y no tanto en generar un discurso profundista a largo plazo, a través de un ritmo tedioso.

Si bien confiamos en que nuestro cine no está prostituído en base a conceptos plenamente comerciales y que somos directores con un sello distinguible, nos proponemos a generar polémica y un feedback fuerte en los espectadores que acudan a nuestra película. Identificamos este concepto como propio del cine comercial.


Además de los premios ganados, ¿qué otras cosas les incentivan a seguir trabajando?

Nos hemos incentivado en trabajar, desde mucho antes que cualquier premio asomara a lo lejos y motivados simplemente por hacer, por una necesidad casi que fisiológica de realizar. Hoy en día, nos motiva mucho ver realizado nuestro largometraje Ópera Prima PARADOXA, siendo presentado en festivales y en cartelera comercial en nuestros cines. Esa es nuestra meta hoy. Creemos que hemos recorrido un camino sólido como cortometrajistas y que la “Máquinaria Polisemia” está aceitada para seguir adelante.


Han viajado bastante a causa de los distintos festivales. ¿Qué impresiones generales les merece la comunidad de diferentes creadores que han conocido y que también están comenzando?

Viajar a festivales es algo que nos fascina. A todos los lugares a los que vamos terminamos conociendo a muchas personas que también están haciendo cine y son de otras partes del mundo, con formas de pensar y de realizar diferentes. Si bien nosotros tenemos muy claro nuestro rumbo, sentimos que aprendemos muchísimo en cada viaje y siempre nos traemos contactos y conceptos nuevos, que luego nos sirven para ejemplificar o referenciar en nuestro trabajo cotidiano en la productora, ya sea a nivel creativo, como estrictamente ejecutivo.

Es importante señalar que nosotros viajamos a los distintos festivales gracias al ICAU, quien nos apoya para que podamos presentar nuestras películas personalmente. Esta línea de posicionamiento de películas en el exterior es imprescindible para el intercambio de miradas entre directores de distintas partes del mundo.


Además del mencionado largometraje, ¿qué otras ideas tienen para Polisemia?

Hoy en día estamos 100% abocados en el desarrollo de PARADOXA. Esto nos lleva bastante tiempo y trabajo, entre carpetas de presentaciones a fondos, a laboratorios, búsquedas de socios y sponsors.
Siempre intentamos que los procesos sean lo más cortos posibles. Hemos rodado nuestros cortometrajes casi que de modo urgente, pero una película es distinto. Conlleva otras responsabilidades y desafíos que se traducen en tiempo, aunque, de todos modos, estamos haciendo todo lo posible para filmarla cuanto antes.

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