La incidencia de grupos sociales y políticos en la programación de eventos culturales ha tenido en las últimas semanas una particular vigencia en nuestro país. Desde los reclamos por la participación de Gustavo «Pelado» Cordera en el Día de la Música en La Paloma, a la decisión de retirar una serie seleccionada en la más reciente edición del Detour: Festival de Cine Nuevo. Una verdadera polémica respecto a qué debe ser tenido en cuenta por estos eventos a la hora de confeccionar sus programaciones y aceptar a los artistas y sus obras. La discusión no tiene vigencia exclusivamente en Uruguay, como demuestra la noticia que nos llega desde Europa, donde la co-directora del festival DocLisboa explica haber recibido «presión política» de embajadas por las películas incluídas en su selección.
Charlando con Screendaily, Cintia Gil, co-directora del DocLisboa, reveló hasta qué punto llegó la presión política que ha asediado al festival en días recientes para retirar películas de su selección por “razones políticas”.
Ambas embajadas, la de Ucrania y Turquía, contactaron al festival el mismo día de la segunda semana de octubre con la petición de sacar dos títulos de la selección. Uno era Their Own Republic (Su Propia República), de la directora rusa Aliona Polunina. El otro, Yol, clásico de 1981 de Yilmaz Güney, proyectado en su versión completa.
Their Own Republic – el retrato de un batallón pro-Rusia en la República Popular de Donetsk – es un estreno mundial. No está claro si los mandatarios de la Embajada ucraniana aun la han visto.
La Embajada le dijo a DocLisboa que la comunidad internacional condenaba la invasión rusa de Ucrania y que exhibir una película así sería el equivalente a “apoyar un grupo terrorista”.
El festival emitió un comunicado de prensa defendiendo las opciones de programación y contactó al Ministro de Asuntos Exteriores portugués, quien les afirmó el derecho de proyectar la película y “programar lo que les parezca”.
“No daríamos de baja una película por presión política de quien sea”, dijo Gil. También señaló que muchos ucranianos viven en Portugal. “No todos ellos son pro-Ucrania. Tenemos gente de Crimea. Están divididos, pro-Rusia, anti-Rusia”.
Turquía
El problema de la Embajada surge a partir del evento lateral del festival “Navegando el Éufrates”, que incluye filmaciones noticiarias de principios del siglo XX tratando el genocidio armenio. El festival también exhibe Yol.
“Escribimos unos textos sobre estas películas. En el primer caso, usamos la frase genocidio armenio, y en el segundo la expresión aniquilamiento del pueblo kurdo.”
Un portavoz de la embajada de Turquía objetó el uso de estas frases y dijo que “no correspondían con la realidad”.
El festival se rehusó a ceder o negociar con la Embajada turca.
“Dije: no. No podemos negociar con una dictadura, con un país que tiene presos políticos, artistas y periodistas en prisión. Esta no es la manera de cómo hacemos las cosas. La conversación terminó allí.”
Por coincidencia, DocLisboa recibió las quejas de las embajadas ucraniana y turca durante el mismo día, 11 de octubre. Gil ve dicha intervención como una tendencia preocupante. El hecho de que el festival fue siquiera contactado sugiere que las embajadas consideraron la posibilidad de que cedieran ante la presión.
“Eso fue lo que me asustó. Es, para mí, un signo de que creen que pueden hacerlo”, reflexionó Gil. “Tuve la sensación de que pensaron que de alguna manera iban a poder interferir con la programación.”
Gil le agradeció a otros festivales que enviaron mensajes informales de apoyo, entre ellos CPH:DOX (Festival Internacional de Documental de Copenhague).
“En esta región no es normal que suceda. La gente no sabe cómo lidiar con ello muy bien. Esto no es algo que ocurra constantemente en Portugal”, dijo Gil acerca de la interferencia de las dos embajadas y el problema de censurar la selección programada por el festival.
La 16a edición del DocLisboa se llevó a cabo del 18 al 28 de octubre.
