Would you like a cup of tea?

 

Naked (1993) es la película más oscura de Mike Leigh y –junto con Life is Sweet- una de las mejores, en tanto sale de los parámetros del cine de sus principios, donde convivía el teatro filmado y predominaban los interiores y el diálogo (La Fiesta de Abigail) y que luego fue “saliendo a la calle” y acercándose más a lo cinematográfico como lo conocemos, donde el exterior no funciona como decorado sino como algo que participa en la comprensión y en la psicología de los personajes (véase Meantime). Naked es diferente a esas películas de los comienzos como también difiere notoriamente de la gran mayoría del cine que Leigh haría después, y habría que ir hasta Mr. Turner (2014) para encontrar un personaje en el mismo sentido de complejidad en que esta encarado Johnny, protagonista de Naked.

En Naked los espacios, calles y apartamentos, los personajes y los mundos que habitan están rodeados de una sordidez sin remedio y de una desesperanza acumulada a tales niveles que resulta poco habitual en la nada optimista filmografía del inglés (los que no la hayan visto y conozcan a Leigh imaginaran). La oscuridad es literal. Todo transcurre de noche en callejones o de día en espacios pequeños donde las cortinas están cerradas. El humo de cigarro y el olor a alcohol es parte natural del aire. La ropa es vieja. Todo es azul y triste.

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Podemos decir que Johnny es el protagonista más “malo” de todas las películas del director. Es violento con las mujeres con las que se acuesta, malo con las mujeres con las que ya no se acuesta y con la gente que encuentra por ahí en la calle. Johnny roba pero no es ladrón. Johnny molesta y hace sentir mal a los que conoce y a los que no, con su palabrerío lleno de cinismo y lucidez. Pero su maldad no es igualable a la de un villano o bien a la de su antagonista Jeremy, quien es un verdadero imbécil. Johnny no es ningún imbécil. Porque la diferencia entre Johnny y un villano (o Jeremy) es que él tiene sus razones y estas no son precisamente traumas infantiles o padres abandónicos. Pueden serlo o no, pero es seguro que no serán el centro de la obra de un director tan lúcido como Leigh que entiende que las cosas pueden ser mucho más complejas y enmarañadas cuando se trata de seres humanos. Por lo tanto el centro aquí es la incertidumbre que ocasiona a ciertos niveles el entendimiento (“No importa cuántos libros leas hay cosas que nunca, nunca en tu vida vas a entender”, dice Johnny) la gente perdida en sí misma y en su pasado como Sophie (Katrin Cartlidge), o aquellos desorientados vagabundos de su propio presente como Archie en búsqueda de su novia Maggie y Maggie en búsqueda de Archie. Algo así como una explicación a sus razones se la da el mismo Johnny al sereno de un extraño edificio vacío en una charla compleja que bordea el surrealismo, la extrañeza y la poesía, poco habitual en el cine más bien mundano del director, por más que Leigh logra bajar toda esa escena a tierra con una sutileza formidable.

“¿Nunca pensaste que tal vez el mejor momento de tu puta vida ya haya pasado y lo único que te queda es enfermedad y sufrimiento?”, dice Johnny la primera vez que lo vemos hablar con alguien. La maldad, ese tipo de maldad, no es física ni explicita. Es malo a ojos del resto por su actitud pedante y molesta. “Me has convencido que tenés el trabajo más aburrido de toda Inglaterra” le dice al solitario sereno que cuida el edificio vacío. Pero su coherencia en algún punto supera todo juicio. El problema, o lo que lo condiciona a Johnny todo el tiempo, es que no puede conformarse con nada. Y no lo hace por pretencioso, sino a causa de esa mezcla de torpeza social y lucidez que conforman su esencia. Si encuentra una cama caliente resulta que ahí vive su ex novia, o una mujer que se parece a su madre, o la mesera de un bar que está deprimida y lo hecha por ser incapaz de cerrar la boca. Y así Johnny está condenado a la disconformidad hasta el infinito. Esa es su mayor diferencia con el resto de los personajes de Mike Leigh. Pues todos en algún punto pueden cerrar la boca y encontrar paz en un abrazo, en una pareja, en una madre o en un hijo. Todos pueden rendirse al final y esa es una característica cabal de su cine. Quienes hayan visto Secretos y Mentiras o Todo o nada lo pueden afirmar. Roxanne perdona a su madre a cambio de su contención, al igual que Phill se rehace ante el amor de su esposa. Pero en Naked todo es diferente, y cuando a Johnny se le presenta una buena oportunidad y su ex novia lo invita a volver a Manchester (“su hogar”) no puede hacer más que robarle plata y huir, aún estando herido y rengo. Y uno se pregunta a dónde. Y es que luego de Naked no hay a dónde huir.

 

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