EL TRABAJO DE GUIÓN EN MASTERCHEF URUGUAY

Detrás de la cocina

En el rodaje del piloto. (Foto: pantallazo.com.uy)

Masterchef Uruguay está marcando 15 y pico de rating… y eso es bastante. Más que Tinelli, por ejemplo. Igual, no es tanto por el éxito, sino por la posibilidad de conocer la interna de estos tanques internacionales, que distribuyen sus modelos de producción y representación por el mundo, bajo la consigna del reality. ¿Cómo funciona esa consigna? ¿Cuánto hay de real y cuanto de ficticio? Nos dio curiosidad y le escribimos a Alan Goldman, uno de los guionistas uruguayos de la producción, que nos cuenta los detalles de su trabajo y la franquicia de la que todo el mundo habla.


– Cómo describirías el formato de guión de un reality?

Este es el primer reality en el que trabajo, así que no te puedo hablar en general, pero me animo a decir que en esencia, el guión de un reality se parece bastante al guión de un documental, en la medida en que hay algunos elementos de base que se pueden planificar y otros que quedan librados al azar del rodaje.

El trabajo fuerte de guión en el caso de Masterchef Uruguay tiene que ver con los copetes del conductor y del jurado antes de comenzar cada prueba. Lo que sucede posteriormente en la prueba y la devolución de los jurados no va guionado (lo único que se indica es el orden en que tienen que ir sucediendo las acciones, a modo de escaleta, para que el equipo técnico sepa cómo se va a desarrollar el rodaje).

Estamos atentos a los incidentes que ocurren con los participantes para poder sacarles el mayor provecho narrativo posible.

– ¿Ustedes están presentes durante la filmación del programa? ¿Y durante el trabajo de edición?

Antes de comenzar el rodaje asistimos al jurado y a Diego con sus copetes (un poco similar al trabajo previo que se hace con los actores en ficción). Durante las pruebas y las devoluciones, estamos atentos a los incidentes que ocurren con los participantes (problemas en la cocina, roces entre ellos, etc) para poder sacarles el mayor provecho narrativo posible. Esta tarea la realizamos junto con el equipo de producción de contenido y es fundamental para que el equipo de edición luego pueda construir las distintas “tramas” de cada episodio (como en un documental). No estamos presentes durante el trabajo de edición, pero en algunas instancias puntuales nos piden que armemos copetes en off del conductor a modo de transiciones.

– Cómo fue el trabajo de adaptar el formato y sus consignas a las características de nuestro país?

Para la adaptación local el canal contó con la asesoría de la productora argentina que realizó el formato allí. Esto fue muy útil porque además de aportar su experiencia técnica, ellos ya habían hecho el trabajo de adaptación del formato a la idiosincrasia argentina, que es muy similar a la uruguaya.

– Buena parte del atractivo del programa reside en las personalidades de sus participantes. ¿Se definen ciertos perfiles buscados en los concursantes, o por el contrario, el guión se escribe a partir de los inscriptos?

No hay perfiles pre-definidos, lo que el casting busca es un espectro amplio de participantes (tanto a nivel etáreo, socioeconómico, cultural, geográfico) que de alguna manera sea representativo de la sociedad uruguaya. Y obviamente se busca un equilibrio entre personalidad y nivel culinario, porque ante todo, tienen que poder cocinar.

El guión no se escribe en relación a los participantes, sino en relación al jurado y al conductor. Intentamos adecuarnos a las formas de hablar de cada uno de ellos, para que los copetes les resulten naturales. Con respecto a los participantes, lo único que se puede ajustar es el nivel de dificultad de las pruebas, pero eso corre por cuenta del equipo gastronómico.

 

– ¿El modelo Masterchef busca ciertos modelos regionales en sus participantes? ¿Qué viene del modelo y qué cintura tuvo el 10 o el equipo de guionistas para tomar decisiones?

El formato tiene algunos elementos centrales que hacen a la esencia del programa, y esos se respetan porque son la base. Más allá de eso, Masterchef ya ha tenido decenas de adaptaciones en el mundo, y cada una tiene sus variaciones particulares (por ejemplo, algunas versiones tienen conductores, otras no). En ese sentido, la versión local tuvo también su grado de cintura para poder realizar algunas modificaciones que consideraba se ajustaban mejor al “paladar” local y a las posibilidades técnicas del canal. De todas formas, aclaro que el trabajo de adaptación es anterior al trabajo de guión y fue sobre todo responsabilidad del equipo de producción de contenido.

– ¿Se puede sacrificar un buen cocinero cuya personalidad no sea tan atractiva para un programa de tele?

Ante todo, la eliminación de los participantes se realiza en base a su desempeño gastronómico. Y esa evaluación la hacen los jurados. Hay decisiones que pueden ser cuestionables (igual que los fallos en un festival de cine por ejemplo) pero no se puede salvar un plato desastroso ni se puede hundir un plato que está impecable, porque lo cierto es que los platos están a la vista del espectador y siendo una competencia de cocina, el programa no se puede dar el lujo de perder la credibilidad. De hecho, los primeros 2 eliminados (Chantal, la francesa, y Gonzalo, el gaucho) eran dos personajes muy atractivos por sus perfiles y personalidades, pero a nivel gastronómico no pudieron sostenerse. Si bien los participantes son nuestros “personajes”, a diferencia de una ficción, no podemos dictar de antemano qué van a hacer o cómo van a reaccionar frente a los distintos desafíos. De hecho, una parte central del trabajo de guión es buscar la forma más efectiva de presentar las pruebas, de manera tal que logremos reacciones interesantes de los participantes, ya sea emoción, sorpresa o humor.

 

El guión no se escribe en relación a los participantes, sino en relación al jurado y al conductor.

 

– ¿Y con los jurados? ¿Tienen algún intercambio?

Sí, a diferencia de los participantes, con ellos sí tenemos un intercambio fluido. Muchas veces modificamos el guión en base a sus comentarios y a su vez nosotros los ayudamos con sus devoluciones.

– ¿Qué porcentajes dirías que hay de real y de «armado» en todo esto?

Es parecido a un documental, se plantea una situación (en este caso, una competencia con ciertas reglas), se planifica para ello, pero lo que sucede en el rodaje es impredecible. De hecho, un mantra que solemos repetir cuando suceden acontecimientos inesperados que nos descolocan es: “confiemos en el reality”. Y obviamente, luego la edición es fundamental para darle la forma final a cada episodio.

– ¿Cuáles son las claves del éxito que viene teniendo para vos?

El éxito es del formato, que ya está probado a nivel mundial. Es una fórmula muy sólida que combina dos elementos universales: la competencia y la cocina. El mérito de canal 10 es haber hecho esta apuesta tan arriesgada para un mercado pequeño como el nuestro. Por suerte, viene saliendo muy bien.

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