DETRÁS DE MI MUNDIAL, LA PELÍCULA

La historia de Tito

Ayer se estrenó Mi Mundial, primer largometraje de Carlos Morelli (principalmente conocido por sus cortometrajes) que adapta, con la colaboración de Martín Salinas, la novela del mismo nombre editada en 2010 y escrita por el ex jugador de fútbol Daniel Baldi.

Aquí pueden leer nuestra crítica de la película.

El film narra la historia de Tito, un chico de 13, con una habilidad prodigiosa para el deporte, lo cual le trae un contrato que saca a su familia de la pobreza, pero que también lo obliga a dejar la escuela y alejarse de sus amigos. Cuando está al borde de consagrarse pasa algo que lo devuelve a su pueblo natal. Es ahí que comienza la odisea por levantarse de nuevo y seguir adelante.

La génesis de la película surgió cuando la productora Lucía Gaviglio se encontró con el libro casi por casualidad: “Una tarde del invierno de 2010 me encontré con este libro que la profesora de literatura le había recomendado a mi hija. Una novela para niños y jóvenes escrita por un futbolista en actividad. Lo leí y esa misma tarde sentí que la historia debía ser contada en el cine: los personajes y las situaciones me trasladaron a mi niñez, época en la que religiosamente todos los fines de semana mi familia iba a la canchita del club de baby fútbol de barrio donde jugaba mi hermano menor y mi padre era director técnico”.

Según Morelli, la principal inspiración, más allá de la historia original de Baldi, fue el cine británico, o mejor dicho las comedias proletarias, en especial Billy Elliott (2001), no solo por narrar el desarrollo de un chico (el típico género coming of age) sino también por el lugar central que ocupa en la trama la relación padre-hijo.

Para el director, “Mi Mundial” tiene también una conexión emocional personal con su vida: “Tenía 7 años cuando la Filarmónica de Montevideo me invitó a tocar el concierto en La menor para violín de Antonio Vivaldi… Yo tenía oído absoluto y a pesar de mi dislexia tocar el violín resultaba “sencillo”, por lo que la siguiente década de mi vida entré en el juego de la competencia, la afinación perfecta, la digitación virtuosa, los viajes, los concursos y más conciertos. A poco de cumplir 18, la presión que este complicado instrumento producía en mí fue insoportable y en un (dramático y violento) acto de liberación renuncié para siempre.

A través de la música aprendí sobre la concentración, el esfuerzo, el sacrificio, la humildad y la autoestima, así como una enorme variedad de emociones humanas, que venían adjuntas a cada composición que debía estudiar. Pero el hecho de tener “facilidad” para tocar el violín, me conectó a un mundo confuso, perverso y altamente nocivo: el mundo de adultos con sus responsabilidades y reglas absurdas. Como resultante lo que para mí había era una vida de pocos amigos y muchas horas de estudio. Soledad pura y brutal”.

La producción de Mi Mundial trajo consigo varios desafíos. El principal era la búsqueda de un elenco adolescente. Para el rol protagónico de Tito fue escogido Facundo Campelo, que fue elegido mientras estaba en la séptima de Wanderers pero no tenía experiencia como actor,  y Candelaria Rienzi (que sí había tenido experiencia en una producción televisiva). Junto a ellos se encuentran actores veteranos de vasta trayectoria como Néstor Guzzini, Verónica Perrota, César Troncoso y el brasileño Roney Villela.

El otro desafío fue cómo filmar los partidos de fútbol. Para ello se utilizaron técnicas de post-producción, entrenamiento y dobles de acción para completar una puesta en escena que, en palabras de su director: “permita disfrutar de la épica y la plástica visual del fútbol”.

Gaviglio añade que con Mi Mundial encuentra “la oportunidad de fortalecer el trabajo de formación de público, en el entendido de que al día de hoy existen únicamente dos películas (animaciones: Selkirk y Anina) para niños. Los niños y niñas uruguayas crecen consumiendo mayoritariamente contenidos extranjeros, doblados a un español neutro y con códigos e íconos que son propios de otras culturas e idiosincrasias. Entendiendo imprescindible lograr que cuando estas generaciones lleguen a una edad en la que elijan independientemente los contenidos que consumen, traigan la noción del cine nacional como una posibilidad más dentro del abanico diverso de contenidos que circulan tanto en salas de cine como en otras plataformas y pantallas”.

Morelli cree que en última instancia sus decisiones estéticas, sobre todo el uso de largos planos secuencias, probaron ser relativamente acertadas, pero que: “De todas maneras, estas conclusiones aún deben ser puestas a prueba, cuando la película salga al mundo, sea expuesta y evaluada por la audiencia”. Al menos una voz ya ha apoyado la obra, la del maestro Óscar Tabárez, quién destacó el “mérito de recoger muchas historias, y mostrar una realidad de nuestro país, del fútbol infantil y juvenil. Es una historia de las muchas que me ha tocado ver y oír. Tiene muchas vertientes, primero la dimensión social, cuál es la mayoría de la extracción de los futbolistas que tienen sueños y condiciones para concretar esos sueños».

La película se exhibe en varias salas de todo el país.

[embedyt] http://www.youtube.com/watch?v=Fs5HeO_hpAg[/embedyt]

Para hacer posible más artículos como este, apoyá nuestro proyecto. ¡SUSCRIBITE!