A FAVOR DE: EL CANDIDATO (2016)

Sobre El Candidato (2016), la última película de Daniel Hendler, que desde hace ya unas semanas se puede ver en Netflix. Por acá podés leer nuestra crítica EN CONTRA.


Parte de lo que hizo atractiva a la segunda película de Daniel Hendler en su estreno, al menos para parte del público, es en última instancia lo menos interesante que tiene para ofrecer. Esto es, las posibles comparaciones y las semejanzas entre Martín (Diego de Paula), el candidato del título con los idems de partidos de centro-derecha rioplatenses que jugaron a “dar sangre nueva” y “no buscar la división entre partidos, sino la unión de la gente”, pero de los cuales se notaba una fuerte tendencia al neoliberalismo más salvaje. Confundir a El Candidato con los candidatos reales, es asumir que se trata de un film de denuncia, cosa que en última instancia no es. En ese sentido Hendler no tendría demasiado para decir, aparte de avisarnos que los cucos son algo serio, o resumir su intención en algo así como “lo que el votante de izquierda quiere creer que es Mauricio Macri/Lacallito Pou”.

Es probable que Martín comparta la tontees, la paranoia y un entorno realmente oscuro, con el de aquellos seres del mundo real que lo terminaron inspirando, pero creo que sirve más detenerse en lo que Hendler sí hace realmente bien: una comedia incómoda, extraña, que puede fascinar e irritar en iguales medidas. Un film perturbado, dónde detrás de su calma y quietud, corre un río de sangre.

Si algo resume el clima enrarecido de El Candidato es Gabriel, el asistente del personaje titular, interpretado por José Luís Arias. Sus manierismos, su voz aflautada y su corrección, lo vuelven inquietante y se puede imaginar fácilmente algo turbio adentro suyo. Cuando la película se dirige del tono de comedia seca y parca hacía una especie de thriller político, Gabriel también termina de volverse siniestro, pero sin nunca dejar su media sonrisa y sus buenas maneras. De la misma forma que la casa de campo es a veces filmada como si se tratase de la mansión de un vampiro, el equipo Hendler-Arias vuelve a Gabriel el portador de una constante amenaza, aunque esté solo preguntándole al staff de publicistas -encargado de crear la campaña que haga de Martín un candidato político- qué cosas quieren cenar.

Otro de los principales atractivos de El Candidato es cuando Hendler decide traer toda esa amenaza a un primer plano sin dejar de lado la ambigüedad que planteó a lo largo del relato. Antes de resolver la tensión, Hendler quiebra el relato en el tercer acto y saca la oscuridad a la superficie, pero sin dejar de instaurar la duda acerca de las intenciones de todos sus personajes. “Espero que ustedes sean los buenos” le dice Mateo (Matías Singer) a los ambientalistas interpretados por Ana Katz y Roberto Suárez cerca del final, y así logra instaurar la duda, sin la necesidad de subrayados y sin entrar en una postura cínica o misántropa, manteniendo una sonrisa ladeada, subrepticia.

Hendler hizo una comedia sobre el poder, negra e incómoda, de sensaciones desestabilizadoras, que no cae en la demagogia y lo hace en base a una sutil ironía, de una forma casi silenciosa.


 

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