¿Existe el Vintén pa’l Judas?

Cinemateca Revista (Nº34 - Diciembre, 1982)

un vintén p'al judas, película,
Uno de los pocos fotogramas de Un Vintén p'al Judas (1959) que sobreviven.

En el N°5 dedicado a Archivo Fílmico, Luis Elbert escribió sobre títulos nacionales que nunca podremos ver porque sus copias desaparecieron. Uno de esos títulos es quizá el más conocido y emblemático: nos referimos, claro, a Un Vintén pa’l Judas (1959), de Ugo Ulive, sobre el que seguiremos hablando hasta que ustedes se cansen o nosotros nos quedemos sin información. Para empezar, sirve este también emblemático editorial «sic transit» de Cinemateca Revista, escrito por Manuel Martínez Carril en 1982, y que relata con detalle esa tradición nacional de hacer desaparecer el patrimonio cultural, «para alienarnos mejor».


Hasta hace pocos años la historia del cine uruguayo consistía de un caudal de memorias de espectadores veteranos que a veces con nostalgia memoraban títulos mitológicos, como Almas de la CostaEl Pequeño Héreo del Arroyo de Oro, o Los Tres Mosqueteros. Y así se escribió la primera historia (breve) del cine en el Uruguay. Luego, y a partir de 1975, cuando la Cinemateca completa una primera etapa de investigación y rescate de las copias que sobrevivieron al tiempo, una parte importante de ese cine volvió a verse. Y se descubrió entonces (más bien se confirmó) que El Pequeño Héroe… era realmente un título fundamental que sobrevivía, con todo su primitivo rigor, a la vez que se podían corregir otras apreciaciones confiadas a la memoria. Una parte de esa historia, empero, quizá deba quedar confiada definitivamente a los testimonios de espectadores de época, como inevitablemente ocurrirá con Urano baja a la Tierra, de Sposito (la única copia se perdió en Paraguay), Esta tierra es Mía, de Martínez Arboleya, Soltero soy Feliz, de Juan Carlos Patrón. El desinterés, quizás la desidia de laboratorios que quemaron desaprensivamente los negativos originales, o simplemente el desconocimiento de la importancia cultural y testimonial del cine, explican esas pérdidas, a las que habría que sumar algunos títulos de los comienzos del cine en el Uruguay durante el período mudo, como Las Aventuras de una niña Parisién en Montevideo de Henry Maurice y Georges de Neuville, o Pervenche, de Ibález Saavedra, destruida alevosamente por marido celoso retroactivamente que un día decide lavar un mal paso de la mujer, que había sido en su juventud pecaminosa actriz de cine, justamente en esa película nacional.

La historia probablemente provisoria del cine uruguayo suele reconocer dos filmes fundamentales: El Pequeño Héroe…, de Carlos Alonso, y Un Vintén p’al Judas, de Ugo Ulive. El segundo es un título valorable sólo por memoriosos más recientes: estrenado en 1959 no volvió a tener exhibiciones posteriores, y, mucho peor, hay serios temores que esté definitivamente perdido. La anécdota completa de esa pérdida es significativa. Producido en cooperativa y con aportes de fuentes privadas múltiples, Un Vintén p’al Judas fue un severo fracaso económico. La distribución posterior quedó confiada a un sello de plaza, que tuvo la copia durante poco tiempo. Luego su director, Ulive, emigró del país, llevó consigo esa única copia, la exhibió en el ICAIC -que lo contrató para un largometraje-, después abandonó Cuba y allí quedó esa única copia. En un pasaje por Montevideo, a principio de la década del ’70, Ulive extendió una autorización a Cinemateca para que tirara una nueva copia de los negativos originales que presumiblemente estaban en un laboratorio de Montevideo. Al cabo de dos meses ese laboratorio informó que el negativo había sido destruido con otro viejos negativos de nitrato. Desde 1975 comenzó la búsqueda de la que, entonces sí, era la única copia que existía de Un Vintén p’al Judas y que debería estar en la Cinemateca de Cuba, a la que sin embargo no había ingresado. En los últimos dos años el propio Ugo Ulive se ha preocupado por obtener alguna confirmación sobre el extravío o el resguardo de la copia. A principios de 1982 una nueva confrontación de informaciones sobre las búsquedas parecía afirmar la idea de que ese film, seguramente clave en la historia del cine uruguayo, está perdido: tanto su realizador como los directores de las cinematecas de La Habana y Caracas, que participaron de la investigación, no han obtenido hasta hoy ninguna pista. Durante años en el Uruguay se había pensado que esa copia subsistiría, quizá inventariada o indexada en algún lado. Pero no: las historias futuras del cine de este país tendrán que conformarse al parecer con el testimonio de los nostálgicos que hace casi un cuarto de siglo vieron el film, con todas las dudas que genera en estos casos el confiar en testimonios que hablan de memoria.

Esta anécdota (real) debiera servir de alerta por el cine nacional que se pierde. Ahora mismo la Cinemateca acaba de incorporar a su archivo El Lugar del Humo y Sábado Disco. Pero Gurí, producción oficial, que debiera estar archivada al menos en el SODRE, es (ya!) un film de no fácil ubicación. En otras reparticiones oficiales en el pasado cercano se perdieron para siempre cortometrajes muy importantes como Pupila al Viento, de Enrico Gras, o La Raya Amarilla, de Carlos Maggi, por ejemplo. Es como si empeñosamente se quisiera que el país perdiera toda su memoria cinematográfica. Para alienarnos mejor.


Por Manuel Martínez Carril


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